Este es un pequeño recorrido por mujeres escritoras, poetas y activistas feministas y LGTTBI del SXX. Han aportado tanto al feminismo de su época, como a una corriente arstística que encuentra sus razones en el arte contestatario. Sin necesidad de convertir sus poemas en panfletos estas mujeres construyen con palabras sus propios universos y las angustias, alegrias y pensares de las almas que viven a contra-corriente.
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Adrienne Cecile Rich (16 de mayo de 1929, Baltimore, Maryland – 27 de marzo de 2012, Santa Mónica, California), poeta, intelectual, crítica y activista lesbiana estadounidense.1 2 3 Falleció a la edad de 82 años en San Francisco, California (EEUU)
Fue estudiante del Colegio Radcliffe cuando sus poemas fueron elegidos para publicarse en el Premio Yale de poesía joven; del cual se derivó Un cambio de mundo (1951), que reflejó su técnica formal. Su siguiente obra delinea la transformación de una poesía bien trabajada pero imitativa hasta un estilo personal enérgico. Su creciente compromiso al movimiento feminista y una estética lésbica han influenciado muchos de sus trabajos. Su obra poética junto a la de Audre Lorde y Alice Walker, han inspirado la lucha no sólo de feministas estadounidenses sino también de América Latina.
1
El silencio se desnuda:
En la Pasión de Juana de Dreyer
la cara de Falconetti, el pelo rapado, una gran geografía
escrutada en silencio por la cámara
Si hubiese una poesía donde esto pudiese ocurrir
no como espacio en blanco ni como palabras
ajustadas igual que una piel sobre los significados
sino como el silencio que cae al final
de una noche que dos personas pasaron
hablando hasta el amanecer.
2
El grito
de una voz ilegítima
Ha dejado de escucharse, por ende
se pregunta a sí mismo
¿Cómo es que existo?
Éste era el silencio que quería romper en vos
Tenía preguntas pero no ibas a responder
Tenía respuestas pero no podías usarlas
Esto es inútil para vos y quizás para los otros.
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Audre Geraldine Lorde (18 de febrero de 1934 en Harlem, Nueva York – 17 de noviembre de 1992 en Saint Croix) fue una escritora y activista multifacética. Autoidentificada como “una guerrera poeta feminista negra y lesbiana”, Lorde escribió para empoderar a sus lectoras y lectores pertenecientes a categorías marginalizadas por el capitalismo, el racismo y el heterosexismo. Su obra fundamental de consulta es La hermana, la extranjera,1 un libro de ensayos que contiene varios de sus textos más influyentes de las luchas contra el racismo, el machismo y la opresión heteronormativa. Tales son los textos “No hay jerarquías en la opresión” y “Las herramientas del amo no destruirán la casa del amo”. Escribió también Los diarios del cáncer luego de pasar por la experiencia del cáncer de mama y de reflexionar sobre las discriminaciones sufridas por las mujeres, que se superponen a las de raza y de orientación sexual y que se suman a la dolorosa enfermedad. Un texto imprescindible tanto para quienes han vivido o viven esta experiencia como para quienes acompañan a otras en este doloroso trance. Sus padres provenían de Granada, y en su libro La hermana, la extranjera incluye un par de ensayos sobre sus viajes al pueblo natal de ellos. Falleció en 1992, tras 15 años de lucha contra el cáncer. Su poesía fecunda y combativa también la ha posicionado como una intelectual de dimensión universal, con 18 libros publicados.
Carbón
Yo
es el negro absoluto, hablado
desde las entrañas de la tierra.
Hay muchos tipos de abierto
cómo se anuda el diamante en la llama
lo hace el que paga cuánto por hablar
Algunas palabras están abiertas como un diamante
sobre los cristales de ventanas
que cantan mientras pasa el impacto del sol
Luego hay palabras como sueldos grapados
en un libro de cuentas troquelado – compra y firma y desgarra
y que ocurra todo aquello que dispongan las oportunidades
y el talón permanece
y un diente mal arrancado con un borde raído
Algunas palabras viven en mi garganta
reproduciéndose como víboras. Otras saben del sol
y rebuscan como gitanos sobre mi lengua
para explotar a través de mis labios
como gorriones primerizos estallando de la cáscara
Algunas palabras
me castigan
El amor es una palabra otro tipo de abierto
Como el diamante se vuelve un nudo de llama
Soy Negra porque vengo de la entraña de la tierra
Ahora, ten, toma mis palabras por joyas a la luz del día.
GENERACIÓN II
Una chica negra
convirtiéndose
en la mujer
que su madre
deseaba
y por la cual rezaba
camina sola
y con miedo
de ambas iras.
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June Jordan
June Jordan nace en Harlem, New York City, en 1936, hija de inmigrantes africanos. Ha sido una prolífica poeta, activista y ensayista, además de participar activamente en la dirección y producción de filmes y obras teatrales. Apareción en la vida cultural de los Estados Unidos en la década del ’60, como activista por la liberación de la mujer, los derechos civiles y el término de la guerra. Estas preocupaciones se han mantenido en sus ensayos y artículos, principalmente en sus libros Civil Wars (1981), On Call (1985) y Technical Difficulties (1992), profundizando además en la situación de países como Nicaragua, Sudáfrica y el Líbano. Tuvo mucho éxito como columnista regular de The Progressive, The Village Voice, The New York Times, The American Poetry Review, The Nation, entre otros periódicos revistas. Ha publicado gran cantidad de poemarios, transformándose, para la crítica americana, en una poeta con alto sentido político del arte y en una voz universal de la poesía. El poema que presentamos aquí, “Poem about my rights” es una muestra de su fino sentido para conjugar poesía y política. June Jordan muere en junio del 2002, en Berkeley, California, víctima de un cáncer.
Cómo llegamos a estar una junto a la otra
en la noche
Dónde están las estrellas que nos hacen inevitables
a nuestro amor
Afuera las hojas se encienden en la oscuridad
y la lluvia
cae fría y bendita en la carne sagrada
los hombres negros esperando en la esquina
un espejismo femenino
La paz es un asombro para mí
Es esta posibilidad de vos
dormida
y respirando en el aire quieto
Poema por mis derechos
Esta noche y todavía necesito ir a caminar para aclararme
la cabeza sobre este poema acerca de por qué no puedo
salir sin cambiarme la ropa y los zapatos y
mi postura corporal y mi identidad de género y mi edad
y mi condición de mujer sola de noche/
sola en la calle/ sola aunque ese no es el punto/
el punto es que no puedo hacer lo que quiero
hacer con mi propio cuerpo porque soy del sexo
equivocado de la edad equivocada del color equivocado y
supongamos que no estuviera acá en la ciudad sino en la playa/
o lejos en el bosque y que quise ir ahí
por mi cuenta a pensar en Dios/ o a pensar
en los chicos o a pensar en el mundo/ todo eso
que revelan el silencio y las estrellas:
No podría ir y no podría pensar y no podría
quedarme ahí
sola
como necesito estar
sola porque no puedo hacer lo que quiero con mi propio
cuerpo y
quién carajo puso las cosas
de este modo
y en Francia dicen que si el tipo penetra
pero no eyacula entonces no me violó
y si después de apuñalarlo si después de los gritos si
después de suplicarle al hijo de puta y si incluso después de darle
con un martillo en la cabeza si incluso después de eso si él
y sus amigotes después de eso me cogen
entonces consentí y no fue
violación porque después de todo entendés después de todo
me cogieron porque estaba equivocada yo estaba
equivocada otra vez por ser yo siendo yo donde estaba/ equivocada
por ser la que soy
que es exactamente como Sudáfrica
que penetra a Namibia que penetra a
Angola y eso quiere decir quiero decir cómo saben si
Pretoria eyacula cómo será la evidencia la
prueba de la eyaculación de la bota del monstruo sobre Negrolandia
y si
después de Namibia y si después de Angola y si después de Zimbabwe
y si después de todo mis parientes y las mujeres resisten hasta
la autoinmolación de los pueblos y si después de eso
igual perdemos qué van a decir los muchachos van a
pedirme consentimiento:
¿Me seguís?: Somos la gente equivocada del
color equivocado en el continente equivocado
y sobre qué carajo es todo el mundo tan razonable
y según el Times de esta semana
allá por 1966 la C.I.A decidió que tenía este problema
y el problema era un hombre llamado Nkrumah así que
lo mataron y antes de eso fue Patrice Lumumba
y antes de eso fue mi padre en el campus
de mi escuela Ivy League y mi padre tenía miedo
de caminar hasta la cafetería porque decía que
estaba equivocado que tenía la edad equivocada el color equivocado la
identidad de género equivocada y estaba pagando mi matrícula y
antes de eso
era mi padre diciendo que yo estaba equivocada diciendo que
debí haber sido un chico porque él quería uno/ un
chico y que debería haber tenido la piel más clara y
que debería haber tenido el pelo más lacio y que
no deberían haberme gustado tanto los chicos aunque debí
haber sido uno/ un chico y antes de eso
era mi madre mendigando una cirugía estética para
mi nariz y brackets para mis dientes y diciéndome
que largara los libros que los soltara en otras
palabras
estoy muy familiarizada con los problemas de la C.I.A.
y con los problemas de Sudáfrica y con los problemas
de la Compañía Exxon y con los problemas de la Norteamérica
blanca en general y con los problemas de los profesores
y de los predicadores y del F.B.I y de los trabajadores
sociales y de mi Mamá y mi Papá en particular/ estoy muy
familiarizada con los problemas porque los problemas
resultan ser
yo
Yo soy la historia de la violación
Yo soy la historia del rechazo de lo que soy
Yo soy la historia del terrorífico encarcelamiento de
mí misma
Yo soy la historia del asalto con lesiones y de los ejércitos
infinitos contra cualquier cosa que quiera hacer con mi mente
y mi cuerpo y mi alma y
no importa si se trata de salir a caminar de noche
o si se trata del amor que siento o
si se trata de la santidad de mi vagina o
de la santidad de mis fronteras nacionales
o de la santidad de mis líderes o de la santidad
de todos y cada uno de los deseos
que conozco desde mi personal e idiosincrático
y problemáticamente solo y singular corazón
A mí me violaron
por-
que estaba equivocada tenía el sexo equivocado la edad equivocada
el color de piel equivocado la nariz equivocada el pelo equivocado la
necesidad equivocada el sueño equivocado la geografía equivocada
la elegancia equivocada Yo
fui el sentido de la violación
fui el problema que todo el mundo busca
eliminar por la fuerza
de la penetración con o sin la evidencia de la baba y/
pero dejemos que ésto sea inequívoco este poema
es no consentir no estoy de acuerdo
con mi madre ni con mi padre ni con los profesores ni con el
F.B.I ni con Sudáfrica ni con Bedford-Stuy
ni con Park Avenue ni con American Airlines ni con los vagos
pija parada en las esquinas ni con los babosos
en auto
no estoy equivocada: mi nombre no es equivocada
Mi nombre es el mío el mío el mío
y no puedo decirte quién carajo puso las cosas de este modo
pero te puedo decir que de ahora en más mi resistencia
mi simple diaria y nocturna auto-determinación
muy bien te puede costar la vida.
(de “Directed By Desire: The Collected Poems of June Jordan”, Copper Canyon Press, 2005)
Versión en castellano de Sandra Toro
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Alice Malsenior Walker, nacida el 9 de febrero de 1944 en Georgia. Escritora afroamericana y feminista que recibió el Premio Pulitzer a la obra de ficción en 1983 por la novela El color púrpura, en la que se basó la película del mismo nombre, dirigida por Steven Spielberg.
Walker ha escrito novelas, relatos, ensayos y libros de poemas. Sus escritos suelen centrarse en las luchas de los afroamericanos, especialmente las mujeres, y su testimonio contra las sociedades racistas, sexistas y violentas. También escribe sobre el papel de la mujer negra en la cultura y la historia. Walker es una figura muy respetada en la comunidad política liberal por su apoyo a las visiones impopulares e inconvencionales como principio personal. Se reconoce abiertamente como bisexual y apoya los derechos de las personas en cuanto a la diversidad sexual, étnica o racial.
Su principal influencia fue el activista Howard Zinn, uno de los profesores del Spelman Collage donde ella estudió. Ella pasó varios años en la década de los 60 trabajando como activista por los derechos civiles. Se ha implicado en causas como la ambiental, la feminista, la de los derechos de los animales, contra el bloqueo a Cuba y contra la mutilación genital femenina.
No seas el predilecto de nadie
No seas el predilecto de nadie;
Sé un paria.
Toma las contradicciones
De tu vida
Y envuélvete con ellas
Como si fueran un manto,
Para esquivar las piedras
Para mantenerte abrigado.
Mira a la gente sucumbir
A la locura
Con hurras copiosos;
Déjale que te mire de reojo
Y que tu reojo conteste.
Sé un paria;
Está contento de caminar solo
(Fuera de moda)
O ponte en fila con el abarrotado
Lecho del río
Con otros impetuosos
Incautos.
Haz una reunión alegre
En la ribera
Donde miles murieron
Por palabras valientes y maltrechas
Que ellos dijeron.
Pero no seas el prediledcto de nadie;
Sé un paria.
Digno de vivir
Entre tus muertos.
¿Me recuerdas?
¿Me recuerdas?
Soy la chica
de la piel oscura
y los zapatos gastados.
Soy la chica
con dientes cariados.
Soy la chica
negra de los dientes podridos
con el ojo herido
y la oreja destrozada.
Soy la chica
que sostiene a sus hijos,
cocina sus comidas,
barre sus patios,
lava sus ropas.
Oscura y pudriéndome
y herida, herida.
Yo daría
a la raza humana
tan sólo esperanza.
Soy la mujer
con la piel oscura bendecida.
Soy la mujer
con los dientes arreglados.
Soy la mujer
con el ojo sanado,
con la oreja que oye.
Soy la mujer: Oscura,
arreglada, curada,
que te escucha.
Yo daría
a la raza humana
tan sólo esperanza.
Soy la mujer
que ofrece dos flores
con raíces gemelas.
Justicia y Esperanza.
Comencemos.
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Diana Bellessi (Zavalla, Santa Fe, Argentina, 1946) es una poeta argentina. Es, junto a autores como Arturo Carrera, Irene Gruss, Javier Adúriz, Jorge Aulicino, Daniel Freidemberg, María Teresa Andruetto o María del Carmen Colombo, una de las más valoradas representantes de la poesía argentina posterior a la Dictadura militar (1976-1983).
Desde muy joven se identificó con las tesis feministas, aunque literariamente siempre ha negado la existencia de una poesía femenina específica. Formó parte de la redacción de la revista Revista Feminaria desde su fundación en el Consejo de dirección. Perteneció también a la redacción de Diario de Poesía hasta 1991 y fue una de las fundadoras de la cooperativa editorial Nusud.
Durante dos años trabajó en talleres de escritura en las cárceles de su ciudad de residencia (Buenos Aires). Ha traducido a poetas como Ursula K. Le Guin, Denise Levertov, Adrienne Rich y Olga Broumas.
He construido un jardín…
He construido un jardín como quien hace
los gestos correctos en el lugar errado.
Errado, no de error, sino de lugar otro,
como hablar con el reflejo del espejo
y no con quien se mira en él.
He construido un jardín para dialogar
allí, codo a codo en la belleza, con la siempre
muda pero activa muerte trabajando el corazón.
Deja el equipaje repetía, ahora que tu cuerpo
atisba las dos orillas, no hay nada, más
que los gestos precisos
dejarse ir para cuidarlo
y ser, el jardín.
Atesora lo que pierdes, decía, esta muerte
hablando en perfecto y distanciado castellano.
Lo que pierdes, mientras tienes, es la sola compañía
que te allega, a la orilla lejana de la muerte.
Ahora la lengua puede desatarse para hablar.
Ella que nunca pudo el escalpelo del horror
provista de herramientas para hacer, maravilloso
de ominoso. Sólo digerible al ojo el terror
si la belleza lo sostiene. Mira el agujero
ciego: los gestos precisos y amorosos sin reflejo
en el espejo frente al cual, la operatoria carece
de sentido.
Tener un jardín, es dejarse tener por él y su
eterno movimiento de partida. Flores, semillas y
plantas mueren para siempre o se renuevan. Hay
poda y hay momentos, en el ocaso dulce de una
tarde de verano, para verlo excediéndose de sí,
mientras la sombra de su caída anuncia
en el macizo fulgor de marzo, o en el dormir
sin sueño del sujeto cuando muere, mientras
la especie que lo contiene no cesa de forjarse.
El jardín exige, a su jardinera verlo morir.
Demanda su mano que recorte y modifique
la tierra desnuda, dada vuelta en los canteros
bajo la noche helada. El jardín mata
y pide ser muerto para ser jardín. Pero hacer
gestos correctos en el lugar errado,
disuelve la ecuación, descubre páramo.
Amor reclamado en diferencia como
cielo azul oscuro contra la pena. Gota
regia de la tormenta en cuyo abrazo llegas
a la orilla más lejana. I wish you
were here amor, pero sos, jardinera y no jardín.
Desenterraste mi corazón de tu cantero.
Corre paradigma de miel…
Corre paradigma de miel
Yo me quedo en el jardín viendo
abrir las semillas de gingo
un árbol sabio por antiguo
y simple como el brote de un
poroto
Ríos de la mente sabrán porqué
El revés de la trama te lleva hacia
Leyenda
Un alma sola enfrenta su pasado
para luego dar la cara a la muerte
Aquí, no hay poder del
pensamiento ni saber
que al mundo modifique
Paciencia solamente
que busca sentimiento,
sentido en la astillada
totalidad del puma
cruzando el tiempo como
a un tapiz. El bosque
se transforma en jardín
a medias modelado
por la conciencia humana
como si una mujer hablara a otra en
un cruce de aguas profundas y claras
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Teresa Arijón
Nació el 09/11/1960. Poeta, traductora, editora y cronista de viaje. Publicó, en poesía: La escrita (1988), Alibí (1995), Orang-utans (2000, con Bárbara Belloc), Poemas y animales sueltos (2005), Os (2008) y Óstraca (2011, poesía reunida). Otros títulos: Teoría del cielo (1992, con Arturo Carrera), El libro de las criaturas que duermen a nuestro lado (1997), Puentes/Pontes (2003, primera antología bilingüe de poesía argentina y brasileña contemporánea), El perro continuo (2009, con Manuel Hermelo), Otra línea de fuego (2009, quince poetas brasileñas ultracontemporáneas) y Teoría y práctica de la tragedia (2012). Tradujo a Daniel Defoe, P. D. James, Alexander Baron, Ivy Compton-Burnett, Virginia Woolf, Clarice Lispector, Hilda Hilst, Rubem Fonseca, Ana Cristina Cesar, Waly Salomão, Hélio Oiticica, Oscar Niemeyer, Armando Freitas Filho y Ferreira Gullar, entre otros. Desde 2013 codirige, con Barbara Belloc y Renato Rezende, la colección Nomadismos de pensamiento brasileño.
—
si fuera hombre usaría
la navaja de mi abuelo para afeitarme –
rozaría lentamente el hueco del mentón,
trazaría los ángulos del rostro con precisión de esteta.
Ha de ser un magnífico ejercicio de conciencia y de pulso
mirarse cada día al espejo,
navaja en mano.
—
En el fondo de un pozo
cuya boca ha sido tapada desde afuera
sin un resquicio que permita la entrada de la luz
un hombre, solo, con una botella de agua.
Debe meditar, si puede, sobre la impermanencia de las cosas
pero en cambio elige adivinarse las uñas de los pies.
Ha fracasado en todo: ni el amor,
ni la pura poesía en estado salvaje,
ni el ideal paupérrimo de una vida dedicada al arte.
Tiene cuarenta años y no puede mirar hacia adelante,
tampoco hacia atrás. (El pasado
es una cortina de humo sobre todas las cosas;
su sola noción opaca los usos del presente,
en cierto modo lo desanda.)
En el fondo del pozo, el hombre,
que es chino y está a punto de morir pero no (y él lo sabe),
imagina que enciende un fósforo;
siente en la yema de los dedos la aspereza
de la pólvora: el fulgor repentino que lo fascinó en su infancia
es ahora, en el pozo, un sueño sin dimensión.
(Un fantasma sin cara, él mismo sin su aspecto.)
En el fondo del pozo el hombre podría ser cualquiera,
sumirse en la historia colectiva como quien cava una fosa común.
Ser víctima o verdugo: ha perdido los límites. Desconoce
el peso permanente que arrastra sobre sí.
Él quisiera dejarse deslizar por la vía más fácil:
hacer de sus sentidos afilados un aquí y un ahora.
Pero sólo conoce aquello que lo espera: el hambre, la sed.
Como un monje suicida o destinado a la automomificación,
el hombre —que antes tuvo una esposa, a la que amaba—
querría tener ahora, en el pozo, una campana.
Una campana de tañido minúsculo para anunciar que todavía sigue vivo.
En sus horas de miedo dice palabras sueltas, destajos de un poema
que no sabe o no quiere recordar. Pasa la yema del pulgar por los labios resecos. Supone que sería más fácil dejar de respirar.
En el fondo del pozo el hombre quisiera ser juez de su propia vida
e inclinar el platillo hacia el lado de los inocentes,
los que sin más que su paciencia resignada esperan
las tramas infinitas.
Pero sabe que de algún modo es culpable
de estar allí sentado, solo,
en la extrema oscuridad.
(De La vida nueva, inédito)
Mar Rivero
Mar Rivero es poeta, diseñadora y editora
contacto: mandlerpricagnopropiedades@gmail.com